Abriendo con llave

Los objetos recuerdan historias. Son sólo madera o metal, cuadrados o redondos, útiles o decorativos, pero tienen ese poder, exactamente el que tu memoria les quiera dar.

Hoy mi memoria se ha hecho puerta. Una puerta entreabierta después de dos toques de telefonillo. Claro que he sabido desde el primer momento que era un llamar diferente, una hora diferente y hasta una vida diferente. Pero por un instante… 

Un flashback. Menos luz natural y, en su lugar, la luz pobre de la lámpara de la entrada. Más nubes en la cabeza y algo menos de sol en el pecho. Ahí estaba yo, improvisando en medio minuto una cara que expresara que no te había estado esperando. Que dejarte la puerta de mi casa entreabierta obedecía solamente a la comodidad de no levantarme dos veces.

Siempre lo vi como una especie de metáfora. Las metáforas me encantan, son muy útiles para hacer bellas cosas tristes, para mostrar cosas recónditas, para explicarte mejor a ti mismo. En mi caso, dejar medio abierta esa puerta blindada que protegía las cosas materiales que más me importan, significaba también dejar desprotegidas las cosas que no son cosas que más me importan.

Sueños. Miedos. Rabia. Alivio. Miedo. Frustración. Vida. ¿He dicho miedo? 

Hasta que un día dejé de esperarte con la puerta abierta. Tuviste que acostumbrarte a llamar dos veces. Pero a esas alturas yo ya no pensaba en metáforas porque todo se había vuelto demasiado feo, demasiado ajado y, aunque siempre se me han dado bien las figuras retóricas, tampoco es que sea una poeta.

Se me escapó que, con el tiempo, se me escapó la confianza, el pañuelo para los ojos y las tiritas para el alma. Saltaron de mis manos y volaron lejos mucho antes de que cualquiera de los dos lo supiera. 

Así fue como eché el cerrojo poco a poco. Primero una vuelta de llave, luego un par más. Después, la cadena. Más tarde, el pestillo. 

Y ahora, ahora que por fin sé que ese timbre no sonará más, ahora que vivo, por si acaso, con una sordera redentora, deshago las vueltas, suelto la cadena y descorro el pestillo. 

Y una rendija de luz asoma…

Imagen


7 respuestas a “Abriendo con llave

  1. Me pongo mis gafas de sol, me visto con traje negro, camisa negra y corbata negra… vamos me disfrazo de Risto (Evaristo) Mejide para poder decir agusto… TÚ SÍ QUE VALES!

Deja unas palabritas

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s