Y digo yo, de todo lo pasado ¿cuánto queda, cuánto sirve y para qué?
Bueno, no lo digo yo, lo dice Miguel Bosé en su última canción. A mí Miguel Bosé me cae como el culo desde que en una entrevista dijo aquello de «yo cuando veo a un mantero con mis discos, tiro de la manta y llamo a la policía». Si yo presenciara una escena como esa, bueno, le tiraría de su fulard de 300 euros y llamaría a … ¿a quién llama uno cuando se comete una injusticia delante de sus narices? Debería haber una guardia urbana para estos menesteres. Más respeto y menos multas.
Pero a lo que iba. En esta ocasión al sex symbol de las sexagenarias no le falta razón. La mente es como una habitación vacía que vamos llenando de cosas conforme avanza la vida, desde el aprendizaje de lo más básico hasta letras de canciones que escuchamos 456 veces seguidas y luego ya nunca más. Y claro, de vez en cuando hay que hacer limpieza. Llenar cajas con pensamientos, manías, prejuicios y hasta personas que ya no nos sirven. Que no son malos, que pueden ser valiosos pero que ya no nos son útiles, como ese jersey de cachemir del que no te separaste en todo un invierno, como la firme voluntad que te salvó de una buena el año pasado o como ese alguien al que, por más que lo intentes, ya no logras echar de menos.
Ese es el quid de la cuestión, saber detectar a tiempo todo lo que está de más. Evitar que se amontone, que se apolille, que se haga viejo en nuestra vida. Las mejores cosas de la vida son nuevas. Que no digo que uno haya de andar cambiando de amigos cada semana ni es esto un alegato consumista. Lo nuevo viene de dentro e implica desechar definitivamente todo aquello que ya no es nuestro. Es curioso, muy curioso como arrastramos personas, objetos y pensamientos que ya no nos pertenecen. Creemos que lo que duele es la ausencia de algo mejor, pero en realidad lo que nos entorpece el camino hasta resultar asfixiante es eso, el hecho de que ocupen un lugar que estaría mucho mejor vacío.
El vacío no es tan malo como lo pintan. Cuando lo que sobra va fuera, queda sitio para que lo que falta pueda entrar. Por eso todos deberíamos repasar de vez en cuando todos esos «yo no soy así», todos los límites impuestos por nosotros mismos o por alguien más, todas las etiquetas que nos hacen «madre», «hija», «novio», «mujer», «contable», «profesor», «enfadica», «guapo», «feo», «rellenito», «organizado» o lo que sea que nos decimos o nos dicen los demás.
Que sí, que una puede ser la más sensata del lugar y que sus amigos la admiren por ello, pero mañana se puede cortar el pelo, marcharse lejos, echarse un novio (¡o una novia!), hacerse paseadora de perros, empezar a rezar, comprarse una batería, saltar en paracaídas, no contar las calorías o, qué sé yo, vender la bisutería vieja en una manta al lado de la estación (y rezar para que el Bosé no aparezca).
No, en serio, sé quien quieras ser. Sé tú, el «tú» verdadero, el que ya has olvidado, el que sólo se encuentra en soledad. Piérdete para encontrarte y sobre todo tira, deshazte, elimina todo lo que ya no te sirva. Y, descuida, si eliges bien el momento, ni siquiera dolerá.
Palabra de Tejetintas.
Tienes mucha razón, me ha encantado! Pero hay cosas difíciles de olvidar, no sé qué tiene el pasado, que hace que nos aferremos a él! Jajaja 😀
estoy de acuerdo, Claudia, es súper difícil a veces, yo creo que nos intentamos refugiar en él aunque sea malo por eso de «más vale malo conocido que bueno por conocer», y porque lo nuevo siempre asusta… pero bueno, que por intentarlo no quede!! jajaja gracias por pasarte! 🙂
Me ha encantado ! Todos deberíamos intentar hacer un borrón y cuenta nueva de vez en cuando para dejar de entorpecernos.
Bueno y lo de Bosé me da bastante vergüenza ajena, aunque la frase que has puesto de su canción me ha gustado mucho.
Sigue escribiendo así 🙂
¡Un abrazo enorme!
Muchas gracias! me alegro de que te haya gustado 🙂
Hola!! Te he nominado para el premio the versatile blogger award. Aquí puedes ver la dinámica: https://filosofandodesdelasombra.wordpress.com/2015/01/24/the-versatile-blogger-award/
Enhorabuena !
muchísimas gracias! me hace mucha ilusión! 🙂
Es difícil aceptar que hay que deshacerse de ciertas cosas, es algo valiente pero duro. Tienes mucha razón, solo cuando lo hemos hecho nos sentimos liberados y listos para empezar algo nuevo. Saludos
Así es, la vida es de los valientes, y decir adiós a algunas cosas a veces acaba siendo la opción más saludable! gracias por leer!
Los recuerdos son orgánicos, algunos más perecederos que otros. Las cebollas que hacen llorar mejor tirarlas antes de que se pudran, no?
Saludos!
así es, Matías! me ha encantado tu frase sobre las cebollas. Yo también soy muy de metáforas 🙂 Gracias por leer!
Sólo liberando espacio, damos pie a que entren aires nuevos. Que tampoco digo que olvidemos el pasado porque sería un error, pero vaya, que no se puede vivir sólo de recuerdos pasados. ¡Habrá que crear nuevos!
Un besito y feliz miércoles guapa.
Patri.
Estoy contigo, guapa! Gracias por leerme una vez más. Muakkk!
Así da gusto leer, aunque esté ya más espesa que el chocolate caliente que ahora que lo pienso, me encantaría tener delante…mmm jajaj Dios, me voy a dormir Zzzz
Jajaja gracias pequeña, bona nit!!
Lo que ya no existe, no nos pertenece!! Me ha encantado leerte. Un saludo.
Muchas gracias por pasarte, por leer y comentar! un besoo.