«No frenes, no aceleres. Llega, pero no te pases. Descansa, pero cánsate un poco cada día. Cánsate de ti y de los demás, de tu trabajo y de tu ropa. Luego descansa y resurge. Resurge cada día y recuerda que la vida es, básicamente, una cuestión de puntería».
«Que no entiendo por qué hay días que te me haces tan ajeno que creo que ni tu olor me tentaría y otros, en cambio, el echarte de menos me sube como una fiebre que me hace sudar todavía un poco más de amor del que te di».
«Sentía frío y calor al mismo tiempo, pero todavía más curioso, en el mismo sitio. Percibía a la vez la tibieza y la gelidez de la vida. Una le recordaba a la otra, o lo que era lo mismo, no podían ser sin ser dos.
Y así, cada vez que había poseído algo, había temido perderlo. Pero ahora, ahora era mucho peor: todo cuanto le hacía sentir templado estaba a años luz de pertenecerle».
«Vivía expectante por si la vida le regalaba, algún día, una tarde de verano en la que el amor volviera a susurrarle a su espalda: «no corras, ya estoy aquí».
Mientras tanto, algunas veces se sorprendía mirando por encima de su hombro hacia el horizonte de cemento que dibujaba la calle de él, su pasado pluscuamperfecto del verbo amar. A través de una ventana por donde sus sueños se escapaban para encontrarle y traerle de vuelta, por fin».
«Recuerdo que mi abuela siempre me decía que el dolor llega rápido, como un latigazo lacerante o un cojín en la cara que te asfixia sin tregua, y que la felicidad, en cambio, se cosecha poco a poco: es el preciado logro en el que culmina el esfuerzo. Un compendio perfecto de momentos insignificantes y significados creados. Ahora sé que tenía razón. Por aquel entonces, cuando protestaba, ella me aseguraba que es mucho mejor acostumbrarse a lo malo de repente, y a lo bueno poco a poco. ‘De lo contrario, andaríamos por el mundo creyendo que somos invencibles y que los sueños no valen nada’, decía».
«Tú venías, yo iba. Tropezamos de repente. No, no fue un choque. Fue un atropello. «Somos como los coches y la gente», me dijiste antes de marcharte.
Yo siempre lo supe, que regresarías al lugar de donde habías venido, a ese mundo extraño y a destiempo que nunca te supo a hogar. A mí tampoco. Por eso, menos mal, frené justo cuando tú acelerabas, no sin antes recordarte: ‘Conduce con cuidado, mi amor'».
«Con incredulidad, escuchaba decir a los demás que la vida se pasaba demasiado rápido, pero a ella se le hacía tan, tan lenta… Siempre quería avanzar, ir dos pasos por delante: predecía, planificaba, preveía, pero era de todo menos feliz. Nunca se le ocurrió pensar que a la vida era mejor esperarla desprevenida, distraída, indefinida, y si era con los brazos abiertos, mejor».
«Era como un reloj marcando las horas en una plaza desierta. O un semáforo en ámbar en plena madrugada. Gritaba en silencio y tú no me oías. Contigo, desubicada. Sin ti, desordenada. Conmigo, por fin retornada».
«Ojalá algún día comprendas que a mí nunca me importó lo que tú eras. Que no me enamoré de ti, sino de ti y de mí juntos. De todos aquellos días en los que hacíamos al tiempo en lugar de dejar que el tiempo nos hiciera a nosotros. ¿Sabes acaso la suerte que tuvimos de encontrarnos? La mayoría de la gente simplemente pasa el tiempo, o incluso lo pierde. Nosotros lo fabricábamos cada vez que estábamos en la misma habitación».
«Y al final entendí que, fuera de mí, eras como un pez en la arena», me encantó esta imagen! Es poderosa porque resume la emoción vertebral que codifica todo el relato. Un abrazo.
muchísimas gracias! 🙂 me alegra que te haya gustado. Un placer tenerte por aquí.
Precioso. Felicidades, me has emocionado
muchas gracias, de verdad! Este rinconcito es muy especial porque cada semana voy colgando nuevos microtextos que me salen del alma misma. Me alegro que te haya gustado :).
Hermoso, de verdad han sido unas hermosas palabras de las que se puede sacar mucho y a la vez, no es ni la mitad de su potencial ni lo que queremos describir con ellas.
;D sigue así hermosa
Increible de verdad , siempre me inspiras mucho, os dejo el link de mi blog por si os interesaría pasaros http://sigueleyendo.blog/acerca-de-poesiacotidiana
¡Gracias, Ana! Por tus palabras y por invitarme a tu blog. 🙂
Increible de verdad , siempre me inspiras mucho, os dejo el link de mi blog por si os interesaría pasaros http://sigueleyendo.blog/acerca-de-poesiacotidiana