Pasa que a veces te encuentras por ahí con cosas que básicamente te dan igual, o que ni siquiera sabes para qué sirven. Otras, en cambio, ciertas cosas te encuentran a ti y te dan la vuelta como a un calcetín. Te hacen salir de ti misma y, cuando vuelves a entrar, te das cuenta de que después de todo no has hecho las cosas tan mal. Qué va.
Al final, todo tenía que salir bien y ahí estás, con un mp3 más viejo que la tos y unos auriculares que no le corresponden. Escuchando las canciones que solías escuchar entonces y mezclando los tarareos tímidos (esos de cuando no recuerdas si te sabes bien la letra y no quieres quedar mal) con algún que otro “lo conseguí” mental.
La música te transporta hasta un lugar que es mitad viejo, mitad nuevo. Porque sí, hay que ver lo mucho que te recuerda a él esa frase, lo mucho que lloraste con esos acordes, el enorme consuelo que te ofreció aquel solo de bajo. Pero hay que ver lo diferente que es todo ahora siendo tú la misma. Sí y no.
Algo así me pasó el otro día. Pasó que los últimos 5 años se pasearon muy rápido por mis oídos y luego, ya en silencio, me dejaron un sabor agradable aun saturado de recuerdos. Me dejaron la impresión de que no me he equivocado tanto como he creído a veces. Pero, sobre todo, me dejaron las ganas de soltarte esto. A ti que lees. A ti que, como yo, habrás pensado que no puedes con todo más veces de las necesarias. Que te habrás rendido sin rendirte del todo. Que, seguro, habrás humedecido de rabia la almohada de tu cama y habrás sentido la cruel inutilidad de algunas experiencias dolorosas.
A ti te hablo, aunque no soy nadie, nadie más que tú. Ni tu amiga ni tu madre, ni siquiera tu frutera. Te hablo a ti que nunca me has mirado a los ojos. Y te hablo en femenino porque es así, acabado en A, como he sufrido yo.
Tranquila, porque el tiempo pasa solo y no siempre tienes que hacer algo. De verdad. A veces lo mejor es no hacer nada. No tienes que decidirte ahora. Y si te empeñas en las disyuntivas, mejor que decidas entre vainilla o chocolate y te relajes un poco.
Tranquila, porque no tienes que olvidarle. No tienes que dejar de pensar en él o ella. No tienes puedes censurar tu amor por más que detestes sentirlo. Recuérdalo. Amar nunca está mal, y sea lo que sea por lo que has pasado, te aseguro que el pasado pasará y dejará de pesar.
Tranquila, porque aunque eres hija, madre, profesora, mujer de, o amiga fiel, antes de todo eres tú. Y no debes dejar de serlo. Tienes un nombre y un alma que se merece descansar. Se merece un ratito de olvido. Que la dejen tranquila y que se alimente sólo de tu propia compañía. ¿Qué tal si te acompañas un rato y te buscas antes de perderte? Acompáñate. ¿Qué tal te suena?
Tranquila, que no hay mal que cien años dure. Que te lo dice alguien que ha tenido mucha suerte en la vida, pero que también ha querido romperse y volver a construirse en algún momento. Hay muchos tipos de guerras metafóricas, pero no olvides que no hay guerra sin paz. No habría nombre para ella si fuera el estado natural de nuestra vida. Si decimos pena, rabia, dolor y rencor, es porque podemos decir alegría, paz, felicidad y perdón.
Tranquila, de verdad, que el problema no es tuyo. Quizás tampoco de la otra persona. A lo mejor es que tú hablas en chino y él en japonés. A lo mejor es que os parecéis tanto que os entendéis sólo a medias. Y es que no hay dos personas iguales y aprender a amar la diferencia es el reto más grande de nuestras vidas.
Tranquila, que por mucho que digan, la vida no son dos días. La vida tiene bailes rápidos y bailes lentos, de los de bailar-pegados-es-bailar. No te aceleres si no quieres, si no estás preparado. Deja para mañana lo que no sientas que tengas que hacer hoy. No frenes si no quieres parar. Que te importe nada lo que vayas a encontrar al pisar el acelerador. No sé si hay alguien en el mundo que vaya a quererte como quieres que te quieran -no soy Paulo Coelho ni Sandro Rey- pero te aseguro que si lo hay, aceptará tus ritmos, tus manías, tu piel de naranja o tus histerias premenstruales. Y si no, no es el bueno.
Pues eso, que tranquila, que la vida puede ser muy perra y también el milagro más perfecto. Depende de a dónde mires, de por dónde pases, de lo que hayas aprendido y lo que te quede por aprender. Pero estés donde estés, tranquila, para bien o para mal, todo pasa y sólo lo que elegimos queda. Para bien, siempre para bien, esta eres la tú de ahora y no estás tan mal.
Haz la prueba. Encuentra sin buscar una canción que te recuerde a ayer, o bucea en tu memoria y saca a la superficie algo que algún día dolió. Descubre que ya no. Que ahora sí. Que por fin. Que todo está bien.
Y tú, también.
Mucha razón. No soy -a sino -o, pero me siento muy identificado con esto. Cuando una persona que significó mucho para ti y ya no está y un día te das cuenta de que ya no duele. Y sólo hace falta tiempo y te das cuenta que aquello que creías que no acababa, acaba. Sin duda, una de las mejores sensaciones que uno puede tener y más cuando te hacen daño. Una pasada el texto.
Muchas gracias! Me alegro de ver a un lector acabado en o al otro lado. Y es cierto, aunque la cuesta sea haga pesada a veces, y aunque suene a tópico, al final siempre se llega a la cima. Un abrazo!!
El problema es que a veces nos empeñamos en que algo debe salir bien sí o sí, o de que fulanito es ÉL. Y no nos damos cuenta de que las cosas que no funcionan es por algo, y no siempre por nuestra culpa…
Bonita reflexión Nuria, ¡Un beso!
Muchas gracias, Patri!! Tienes toda la razón. Un beso!
Es curioso… amiga, madre o frutera… das pocas opciones eh jajaja
Te voy a perdonar el que nos hayas excluído a nosotros del texto, básicamente porque te has justificado de antemano (ahora me enfado y no respiro). Es verdad que a veces hace falta un stop and go, una parada en boxes, tomarse un kit kat o un años sabático (ojalá). Es verdad mucho de lo que te dices, aunque no voy a decir que todo por lo mucho que me gusta discutir.
Besos
Fer
jaja bueno, si estuvieras de acuerdo en todo sería preocupante. Gracias Fer, un besote!!
No estoy de acuerdo ni conmigo!!! Jajajaj
Reblogueó esto en Porta dos Soños.
De muchas entrada que estaban en el inicio de mi blog, abrí esta por casualidad (no es primera vez que te leo, y me gusta tu forma de escribir) termine leyendo algo que quería saber, escuchar, que no estoy sintiendo esto sola, que hay mas chicas que me entienden
No sabes cómo me alegra que clickaras en mi post y que te haya ayudado leerlo. Un abrazo enorme!!
Hay veces que el azar o el destino te hace llegar a sitios inesperados. Hace dos días, la gran pasión de mi vida, que me dejó para casarse con otra en menos de un año hace ya 5 años, me pidió amistad en facebook. Y llegó ese momento, esa canción que ya no duele, y le acepté. He visto las fotos de su felicidad, sus hijos y su vida de la que no había sabido nada estos últimos años y me ha dado igual, he sentido indiferencia y hasta internamente le he deseado que sea feliz. Y cuando ahora, sufro por otro, sé que alcanzaré ese mismo sitio.
Gracias tejetintas, aquí una flan.
Hola Rubia! No sabes la ilusión que me ha hecho leer tu mensaje. Es genial ese momento en el que ves que tus heridas viejas están sanas, y todavía más cuando sabes que esa es la mejor prueba de que las heridas nuevas, también lo harán.
Muchas gracias por pasarte (a ti, y al destino por traerte por aquí 😉 ). Besos!