Sonrió. No hizo falta nada más que una esquina de papel no muy blanco sobresaliendo de aquel tomo forrado en piel marrón para recordar lo que estaba a punto de leer. No conocía las palabras exactas, pero su sonrisa premonitoria no puedo evitar anticipar el efecto que iban a causar en ella.
Quería tardar un poco más en revivirlas, así que pasó unos segundos acariciando el trébol dorado de la contraportada mientras se imaginaba desdoblando la nota que años atrás había encapsulado entre las páginas de aquel libro: el libro más extraño de todos cuantos habitaban en la ciudad de letras de su estantería. Lo había empezado decenas de veces en los últimos años. Cada dos por tres lo releía esperando encontrar algo nuevo, un detalle que antes le hubiera pasado desapercibido y de repente lo cambiara todo. Daba igual el tiempo que pasara, al final siempre acababa destapando la cubierta y sumergiéndose en el prometedor prólogo de la historia.
Hasta que llegaba el penúltimo capítulo. El maldito penúltimo capítulo en el que siempre se quedaba atascada. Precisamente en ese punto había decidido colocar la nota el día en que vio la luz pero le fue imposible atraparla. Era importante situarla en un lugar donde pudiera ser encontrado con la frecuencia adecuada: ni muy a menudo (para que no perdiera su precioso significado), ni demasiado de vez en cuando (para que aunque lo olvidara, nunca pudiera borrar del todo su mensaje).
Y para qué engañarse, al final siempre acababa volviendo al penúltimo capítulo. No podía remediarlo, era la mujer de las causas imposibles e inconclusas. Nada le parecía más interesante que un circulo sin cerrar o un libro sin terminar.
Por fin, sacó la nota doblada en cuatro y pensó en voz alta lo que decía.
Perder de vista las alas es fácil. Lo difícil es descubrir que siempre puedes encontrarlas de nuevo, que fuiste tú quien renunciaste a ellas y que no fue nadie quien te las cortó.
Detrás de cada espalda y de cada mochila cargada de piedras, hay un par de alas. Alas de goma, de acero, de seda… Lo peculiar de las alas humanas es que todas crecen sabiendo volar. Da igual de qué estén hechas o con qué las hayas recubierto. Ni siquiera importan los por qués, las prisas o las culpas que hayas guardado en la mochila.
Tampoco importa si la mochila ya se te ha convertido en joroba. Incluso en esos casos, siempre hay un par de alas a las que echar mano.
Así como las mochilas son para cargar, las alas son para volar.
No olvides nunca que estás viva, que tienes alas y que naciste sabiendo volar.
Siguió sonriendo. Esas palabras eran su salvavidas, la cerradura de su llave, su bocanada de aire. Su mensaje en la botella. Respiró. Entendió por fin qué quería decirse a sí misma escondiendo la nota en ese libro. ¿Qué tenían que ver las alas con los libros sin terminar?
Era por el tiempo.
«El tiempo que invertimos en cerrar es proporcional al esfuerzo empleado en echar a volar. Si te demoras donde ya no cabes, donde ya no hay sitio, tus alas se atrofian. Dejar escapar es, a veces, sinónimo de empezar a volar».
Lo repitió varias veces. Eran sus nuevos mandamientos, así que los añadió a la nota escribiendo lentamente. Volvió a doblarla en cuatro. Guardó el libro porque olvidar no es desechar. Sostuvo el papel en la mano. No tenía sentido volver a esconder algo en un lugar al que no iba a volver. Como aquel libro y su maldito penúltimo capítulo, había cosas sobre las que ya no se hacía preguntas.
«Hay círculos que se cierran sin cerrar», pensó mientras metía el papel entre las hojas de un viejo álbum de fotos lleno de preguntas sin respuesta, de etapas sin acabar, de sueños completos e incompletos y de vidas por estrenar.
Bello… aquí hablo de algo muy similar, la importancia de las alas: https://nurnurmur.wordpress.com/2015/05/23/naciste-con-alas/
Qué bonito! Nos hemos puesto de acuerdo al hablar de alas ☺
Madre mía Tejetintas.
Te lo digo en serio, te mereces todos los premios del mundo por cómo escribes y por lo bien que cuidas tu blog.
Qué barbaridad de Post !
Brillante.
Un abrazo súper fuerte y bien cargadito de admiración.
http://twocentsinmypocket.com/2015/10/27/la-caballeria/
Muchas gracias, bonita! Qué subidón de comentario 😊😊. Me alegro de que te haya gustado, gracias por leer! Muchos besos!
Me encanta tus entradas y la página de tu Facebook!! ^^
Te paso las mías:
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Gracias Nieves! ☺☺