1 de enero. Mientras muchos amanecen con resaca, yo también. Pero no de alcohol, ni de propósitos de año nuevo que mueren antes de nacer, ni siquiera de polvorones. Mi resaca es de Ibuprofeno y jarabe tras una Nochevieja pasada por tos y mocos. Diversión en estado puro.
Enchufo la tele. Dan especiales de todo tipo. El concierto de Año Nuevo, la reposición de la gala de Nochebuena más rancia de la historia y en el resumen del año de «Tu cara me suena» las mejores actuaciones del programa se dividen en «las más sexis» y «los más machos». Me indigno por un instante y pienso una vez más en las transparencias de la Pedroche. Qué mundo.
Pienso también en todo el mundo que mañana se apuntará al gimnasio, a la academia de inglés o a Meetic. Pienso en qué le pido yo al Año Nuevo y solo se me ocurre conservar lo que ya tengo.
Abro Facebook. Zuckerberg y compañía me recuerdan que hace un año le dije a 2016 que me gustaba cómo me miraba. Algo debí de ver en el primer atisbo de calendario que me dio buen rollo. Más que esperanza o motivación, fue la intuición de que pasarían cosas buenas. Y vaya si han pasado.La más buena, tú.
Sigo pensando mientras me ajusto la manta a la garganta. La rutina está infravalorada. A mí la rutina me encanta si es a su lado. Porque cuando me hundo en su cuello todos mis propósitos lo incluyen, especialmente los que no tienen que ver con él. Por que sí, creo que el verdadero amor es libre, te hace más libre cuanto más grande, te hace una, y dentro de esa unidad, te hace un todo al lado de esa otra persona. Esa persona que hace de tu mundo un lugar más seguro, más interesante, más divertido. Eso creo yo que es el amor.
Así que ya lo tengo. Mi propósito para este año, para esta vida, es seguir creyendo en ese tipo de amor y seguir viéndolo en sus ojos cada vez que me mire, pero también en el resto de ojos que me importan en este mundo. Porque todos los amores son libres y aunque seas un fofisano y sigas fumando en este 2017, nada te va a hacer más feliz que una caricia de tu madre o unas birras con tu gente.
Y ya está, digo en voz alta y sueno a Carmen de Mairena. Tengo un espejo cerca. Voy a mirarme a ver si sigo siendo yo. Sí. Un poco ojerosa, mocosa, despeinada, pero soy yo. Me levanto el jersey. Me gusta mi cuerpo delgado, con las curvas suaves y la piel blanquecina. Creo que mi gimnasio seguirán siendo las escaleras del metro y mis rayos uva la luz de sol.
No fumo, pero últimamente como regular. Vale, sí, voy a intentar comer menos pizza y hamburguesas, a ver si la grasa la tengo por dentro en vez de por fuera y en menos de una década me tengo que encomendar al Danacol. Lo voy a intentar, pero si no lo consigo, a este espejo pongo por testigo de que jamás me sentiré culpable por desayunar restos de la Barbacoa Gourmet del Telepizza.
Y bueno, no sé tanto inglés cómo me gustaría, pero el mes pasado le indiqué a una pareja de británicos cómo llegar a la estación y, aunque no sé si se perdieron o no, pusieron cara de entenderme (a duras penas), la verdad.
En fin, que yo este año quiero fijarme en lo interno y seguir sintiéndome orgullosa de mí y de los míos. Seguir teniéndome y teniéndolos de mi lado y que, pase lo que pase, aunque algún día tenga el colesterol alto, o no mejore mi inglés, o sienta envidia o rabia, o sufra por cualquier motivo, o me alegre por cualquier otro, siga sabiendo que lo importante siempre son las personas en su esencia, empezando por uno mismo.
Así que lo que os deseo para este año es que seáis felices marque lo que marque la báscula, que tengáis salud aunque el vestido de la Pedroche no os entre ni en una pierna, que dejéis atrás cualquier «amor» que os encadene, que no os respete, que no os haga sentir plenos. Que no os engañéis y os digáis la verdad a vosotros mismos. Que no os falte una mano tendida que apretar cuando la vida apriete. Os deseo, sobre todo y ante todo, amor en todas sus expresiones. Porque el amor es lo que mueve a las personas y las personas las que movemos el mundo, así que movamos este año con todo el amor que nos quepa en el pecho.
Va por ti, 2017. Me gusta cómo te miro…
Propósito para el 2017: Leerte.
Qué bonito, Ariadna. Muchísimas gracias por este bello y conciso comentario :).
¡Hola, Tejetintas!
Antes que nada, ¡feliz año! Qué alegría regresar a esta maravilla de rinconcito, la verdad es que he estado muy ocupada y andaba desaparecida, pero ya he vuelto.
En cuanto a la entrada, tanto esta como la anterior son increíbles. Me encantan los propósitos que describes porque es cierto, la mayoría de la gente se propone bajar de peso, mejorar su imagen… Pero, al final, la vida no se basa en la estética, sino en lo que va por detrás de la piel. Y al final, como dices, lo que más vamos a recordar de nuestros años son los recuerdos, los momentos, los sentimientos.
Gracias, de verdad, por compartir post tan hermosos y llenos de valor. También aprovecho para decirte que he creado un canal de YouTube en el que voy a ir subiendo vídeos de los poemas que escribo. Ya está el primero, así que si quieres puedes echarle un vistazo y me dices qué te parece 😉 Espero pasar por aquí más a menudo…
¡Un abrazo y que seas muy feliz! ♥
¡Hola, Señorita Poesía! Muchas gracias por pasarte y dejarme tus bonitas palabras, como siempre. Estaré encantada de echarle un vistazo a tu Youtube, ¿me podrías pasar el enlace de tu canal? ¡Un abrazo! ❤
¡Hola, guapa! Pasaba por aquí y me estoy dando cuenta de que nunca te llegué a pasar el enlace jaja, qué despiste: https://www.youtube.com/channel/UCYSeA0dynbEAPhMrT4mwuuw.
Muchas gracias por el interés 😉