Tejetintas

No eres solo tú. Es saber que vas conmigo a todas partes aunque estemos separados. Que mi corazón ya nunca se siente solo.

No eres solo tú. Es volver a ver todas esas escenas de amor de películas y series y sentir que ahora todo es diferente. Que mi realidad me gusta tanto que no la cambio por nada.

No eres solo tú. Es entender que el amor no me ha cambiado, que sigo siendo yo pero mejor. Que a tu lado siempre estoy de vacaciones y con barra libre de sonrisas.

No eres solo tú. Es abrazar un vórtice de sentimientos con solo una mirada. Es mirarnos con los ojos cerrados y saber que podríamos tocarnos hasta con las manos atadas.

No eres solo tú. Es confiar en tu amor como quien sabe que detrás de cada respiración vendrá otra bocanada de aire.

No eres solo tú. Es alegrarme de que no seas solo mío, sino también de tus amigos, de tu madre, del aire que te roza cuando pasas. Y que siendo de todos, siempre vuelvas aquí. A mí.

No eres solo tú. Es aprender cada día a tu lado. Aprender a besar todavía más lento, a apreciar cada momento, cada fase y brindar por todas las edades que nos quedan juntos.

No eres solo tú. Es la habilidad que tenemos para borrarnos los ceños fruncidos y apostarlo todo a una sonrisa.

No eres solo tú. Es tu mano en mi mano, tus ojos en mis ojos, tu aliento en mi aliento. Tu vida dentro de la mía.

No eres solo tú.

Somos nosotros. Nuestras noches, nuestros besos, nuestros tactos, nuestras miradas, nuestras alegrías y apatías, hasta las discusiones que no hemos tenido.

Somos nosotros. Nuestras almas dándose vida hasta que otra vida las vuelva a sacar a bailar juntas.

Somos nosotros. La explosión de todo. La ausencia de nada. La celebración de lo que no fue y lo que es.

Somos nosotros.

Eres solo tú. Soy solo yo (y la suma el cielo).

Eres. Soy. Somos.

Somos todo.

Y todo es todo.