Sueño con hablar y no entender lo que digo.
Sueño con inventar un lenguaje que solo comprenda quien se quede conmigo.
Sueño con pensar en voz alta y gritar en voz baja.
Sueño con que al final de cada paso haya un beso no planeado.
Sueño, a veces, con desconectarme de la razón, aplazar las explicaciones, apostar por la parte más real de la realidad.
Sueño, y es una pesadilla a menudo agradable, con prescindir de las palabras y entregarme por completo a la experiencia.
Sueño.
Yo sueño.
Yo sueño con no soñar.
El 11 de junio de 2016 las musas me visitaron aquí.